jueves, 29 de julio de 2010

PDA:LLAMADO A RETOMAR EL RUMBO

“Sectores importantes de los oprimidos sintieron que el único partido de izquierda y de oposición al régimen uribista era incapaz de practicar la interlocución con ellos e incluirlos en su proyecto de acción política. Cada vez más convencional, el Polo se alejaba de la posibilidad de irrigar, con su gente y su discurso, la capilaridad popular. Cada vez más jugaba el juego de la política institucional, mientras más decididamente se tragaba el anzuelo uribista de tener que demostrar su lealtad a la lucha contrainsurgente contra las farc. La tensión política en sus filas ha sido siempre la tensión electoral. Se convirtió, quizá sin darse cuenta, en un partido electoralista, siempre en actitud de preparar la próxima campaña electoral, casi siempre de espaldas a la dinámica social y política de los de abajo”. Nieto JR.

Después de la coyuntura electoral es importante realizar algunos análisis; y aunque la decisión final de llamar a no votar por ningún candidato es un refresco y una señal de que no todo está perdido, es importante realizar algunos análisis en frío, sin apasionamientos, que den luces a nuestra realidad actual.
Este escrito pretende ser un material que aporte a la discusión en torno al presente y futuro del PDA. Se destacarán algunos errores cometidos y sugerencias para retomar el rumbo, a consideración del autor, bajo la intención de lograr ser un partido que represente una verdadera opción de izquierda que aspira a ser poder en el país. Se debe aclarar que el autor como militante activo del PDA no se excluye de los errores cometidos, por el contrario se hace partícipe y de ahí, la intención con este texto de intervenir para la búsqueda de soluciones a lo que ha denominado como el retomar del rumbo.
En el texto se identifican cinco errores cometidos, que no quiere decir sean los únicos, sino los más importantes a consideración del autor, cada uno es de alguna forma ejemplificado en la historia vivida por el PDA y cada uno de ellos lleva implícita su solución.
Errores cometidos:
a. Desconocimiento de la historia política de Colombia.
b. Alejamiento de las bases
c. Fragilidad ante las presiones externas
d. Lógica interna de mecánica electoral
e. Incumplimiento de los estatutos e ideario del partido.

a. Desconocimiento de la historia política colombiana. Siempre he considerado que la historia política colombiana tiene la clave para la correcta interpretación del presente y para la planeación de proyectos futuros. Por lo tanto, es de crucial importancia su consideración a la hora de impulsar un proyecto político que pretende ser de largo aliento y tener una gran trascendencia tanto a nivel nacional como internacional.

La historia colombiana enseña entre otras tantas cosas, las estrategias y la puesta en práctica de todo tipo de mecanismos y combinaciones de lucha, por parte de las élites del país en asocio con las internacionales, principalmente estadounidenses, para impedir que los terceros partidos surjan, siempre que esos partidos asuman la representación de las denominadas clases subalternas. Esta estrategia ha implementado diferentes tácticas, desde la más socorrida: la manipulación a través de los medios de comunicación, de propiedad de los grandes conglomerados económicos nacionales e internacionales, con el fin de imponer una matriz de opinión desfavorable; la utilización de la educación formal e informal y de la iglesia como soporte de su hegemonía ideológica, con la manipulación del sentido de las palabras, de lo simbólico, y de la historia misma; la amenaza, intimidación y el aniquilamiento físico de los líderes de las causas populares; el fraude electoral, hasta el aniquilamiento de un partido político completo como fue el caso de la UP.

Fuera de la estrategia paramilitar y de guerra sucia de origen en la mal recordada Escuela de las Américas con la participación directa de los Estados Unidos, tácticas que se han hecho más que evidentes con el envilecimiento del régimen colombiano después de ocho años de uribismo, en el que se resalta el terrorismo de Estado en contra de la población colombiana y a favor de las élites tanto internas como externas; hacen parte de ellas, los desplazamientos mediante fumigaciones y bombardeos, el encubrimiento de los crímenes de campesinos o muchachos de los barrios marginados vistiéndolos y haciéndolos pasar por guerrilleros, la utilización de los organismos del estado para realizar inteligencia política y todo tipo de montajes, las motosierras, los hornos crematorios, la utilización de animales para devorar los cuerpos, los métodos de sumergirlos en los ríos para hacerlos irrecuperables y la gran cantidad de fosas comunes encontradas a lo largo y ancho del país; todos estos métodos, son sólo diferentes caras de la misma moneda, consecuentes con la estrategia fundamental: la de aniquilar a todo el que piense y defienda intereses contrarios a los suyos. Se pretende la “pacificación” a través de las armas y la guerra sucia de los diferentes sectores populares, a la mejor manera de la Pax Romana o paz en las tumbas. Bajo esta forma se pretende la abdicación y sometimiento sumiso del pueblo: indígenas, afrodescendientes, mulatos y mestizos; mientras las élites, sin límites a sus apetitos, se apoderan y disfrutan de las mejores tierras y las diferentes riquezas del territorio; plácemes y cómplices, de la usurpación de las transnacionales de nuestros valiosos recursos.

Recientemente estas alianzas internacionales incluyen además la estrategia para desestabilizar la región y atacar a los gobiernos que enarbolan y han puesto en marcha proyectos políticos progresistas. En síntesis pudiéramos decir que Colombia, a través de su historia, ha sido un gran laboratorio de Democracia Restringida para el mundo, Democracia Restringida en el sentido de una mera democracia formal liberal y su correspondiente ciudadanía formal, que oculta la realidad: un régimen plutocrático, con nuestra verdadera historia de patrimonialismo del estado.

Si se reconocía esa historia, nunca se pudo haber dejado que la elección del candidato por el partido a la presidencia de la república fuera abierta. Se podía presumir que el establecimiento haría presión e influiría a favor del candidato que más conviniera a sus intereses; en otras palabras, ese papayaso no sería desaprovechado, y efectivamente no lo fue.

b. Alejamiento de las bases. Si existe algo que haya caracterizado la historia del PDA ha sido el gran vacío frente a las causas de las reivindicaciones reales de los diferentes sectores sociales, causas que por razones históricas son obvias y múltiples: los problemas propios de indígenas y afros; los de género; los de diferentes sectores atropellados por la economía: pequeños agricultores, campesinos, mineros tradicionales, microempresas, obreros, sindicatos, informales, etc.; los problemas de tierra y laborales, al ser el país de la región con mayor número de desplazados internos y mayor número de desempleados; de salud, educación y servicios públicos, con su privatización; ambientales, de vivienda digna, etc., etc.


Se pudiera decir que el acercamiento con las bases ha girado en torno a la necesidad electoral, de forma coyuntural, incluso algunas veces de forma clientelar, modelo al que nos oponemos y contra el que luchamos por principio, más que como respuesta y catalizador de esas diferentes necesidades, en un trabajo serio y estructurado, de largo aliento, que reconociendo la historia adopte la mejor estrategia para superarla, convirtiéndose así nuestro partido en una verdadera opción de cambio y de poder real.

Casos como los de la minga indígena, los corteros de caña, los desplazados, los señalamientos a las altas cortes, los seguimientos a los periodistas, defensores de derechos humanos y opositores, los crímenes de estado y entre ellos los famosos “falsos positivos”, el conflicto armado interno, el canje de prisioneros, la emergencia social, la problemática laboral, etc., no se hicieron sentir con la contundencia requerida y con el respaldo pleno por parte de los cuadros directivos del PDA.

c. Fragilidad ante las presiones externas. Reconociendo los diferentes métodos empleados a través de nuestra historia, no se puede ser frágil en las posiciones intentando ser conciliador o dándole gusto a la derecha, se debe por el contrario ser consecuente fortaleciendo la estructura, el programa y el accionar de los miembros del partido. No se pueden permitir concesiones que a la postre se convierten en estratégicas por guardar “apariencias” frente a los medios de comunicación.

El mejor ejemplo de ello fue la inoperancia del comité de ética del PDA para establecer sanciones a nuestros propios parlamentarios cuando habían vulnerado los estatutos, bajo la premisa de dar la imagen ante los medios de comunicación de una supuesta “unidad” del partido. Casos como los de la elección del procurador Alejandro Ordoñez con participación de parlamentarios nuestros, o el caso del Dr. Petro a inicios del año anterior, son una muestra fehaciente al respecto.

Otro ejemplo ha sido el temor a buscar alianzas internacionales con los países vecinos pues para nuestras élites es un asunto proscrito y macartizable, altamente rentable a sus intereses ideológicos y electorales.

d. Lógica interna de mecánica electoral. Si algo se ha destacado en la forma de hacer política, en el partido, ha sido la mecánica electoral. Hemos fluctuado de elección en elección, perdiendo la visión del conjunto, la profundidad, la finalidad verdadera. Esta misma situación ha permitido el desarrollo de una pugna interna de defensa de microterritorios, de tendencias, de partidos al interior del partido, de parcelas, en la disputa por ver quién se queda con los cargos de representación.

De esta forma más que una sumatoria se han creado divisiones que a la postre nos han costado el saldo de una menor participación en las instituciones del estado; lo que se traduce en la menor posibilidad de enarbolar y defender nuestras banderas políticas desde esos escenarios y entrenar a nuestros cuadros. Un ejemplo de ello fue lo sucedido en estas últimas contiendas electorales al parlamento.







e. Incumplimiento de los estatutos y del ideario. Ya hemos puesto en escena, en este texto, algunas circunstancias en las que se ha evidenciado este error. En el partido todos hablamos del ideario y de los estatutos, pero no todos los cumplimos. Haciendo explícita la vieja herencia de la derecha, una cosa se dice y otra se hace, de ahí el sabio adagio popular: del dicho al hecho hay mucho trecho o el de que la letra puede con todo.

El ejemplo más reciente de ello se ha expresado en la reciente contienda electoral a la Presidencia de la República, en donde nuestro candidato del PDA olvidó el punto 5 de nuestro ideario que reza: “La solución del conflicto armado interno en Colombia debe ser política y no militar. Por ello, en lugar de la guerra y la violencia las partes en conflicto deben acudir a diálogos y negociaciones en busca de acuerdos de paz”. Acercándose, más bien en varias oportunidades, a la fallida “seguridad democrática”, guerrerista y violatoria del Derecho Internacional Humanitario DIH, en la búsqueda del “centro” político, como estrategia de reconciliación con los medios, es decir, con la élite del país. No puede ser, que el candidato del partido, defienda nuestras banderas, nuestro ideario, no por convicción interna sino porque los otros candidatos le cierran la posibilidad de “alianzas” y entonces no le queda otra alternativa.


Luz al final del túnel:
El próximo año se realizará el Tercer Congreso Nacional del partido en el cual se debe discutir a fondo estas y otras diferentes situaciones, discusión que se debe ir alimentando desde ahora, a la cual este texto invita para que sea de forma cordial, profunda, seria y responsable.
Sin embargo y a pesar de todo, el PDA sigue vivo. Su ideario y estatutos son más que vigentes ante esta cruda actualidad colombiana, debemos prepararnos con suficiencia, muy posiblemente sean ocho años más de uribismo, es responsabilidad de todos nosotros, los militantes, el presente y el rumbo venidero.




Fraternalmente,


Alejandro Hernán Quintero Galeano

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